domingo, 25 de septiembre de 2011

Kонец (This is the end)

Lo prometido es deuda y aquí llega esta entrada que cerrará este pequeño diario de nuestro viaje hacia el Este.

No sé muy bien qué estructura tendrá esta última entrada (lo más probable es que no tenga ninguna), pero la intención es resumir un poco el viaje, dejaros aquí nuestras impresiones finales y también, de manera totalmente subjetiva, comentaros nuestra opinión sobre la ruta, los alojamientos y otros datos que quizás pudieran ser de interés para alguien que quisiera realizar este viaje en el futuro.

Una de las cosas que nos rondaban por la cabeza antes de comenzar el viaje era si aguantaríamos bien tantas horas de tren seguidas. En nuestro caso la respuesta es satisfactoria. Nos adaptamos muy bien a la vida en el tren e incluso casi se podría decir que nos sirvió de terapia. Todo el año con prisas de arriba abajo, empujones en el metro, atascos en las carreteras y siempre faltándote tiempo. Subidos en el tren la sensación es justamente la contraria. El tren avanza lentamente y tú te adaptas a ese ritmo, empapándote del país con la gente que vas conociendo en los vagones y con los paisajes irrepetibles que vas descubriendo poco a poco desde la ventanilla y, lo más importante, sin ninguna prisa por llegar. Supongo que es el objetivo de esta pequeña aventura, disfrutar despacio del camino, siendo conscientes de cruzar tan vastos territorios y descubrir lugares tan remotos que hasta el momento creías que sólo existían en los libros, y que habrían perdido su condición de remotos si hubiéramos llegado a ellos directamente en avión.

Antes de ver el recorrido exacto que hicimos, haré una breve mención al paisaje, el cual a pesar de acompañarnos durante tantos kilómetros, apenas varió levemente. La mayor parte del recorrido lo hicimos por suelo ruso y el paisaje que observamos desde la ventanilla fue siempre el mismo, la taiga, grandes bosques en su mayoría espesísimos, que únicamente se veían ligeramente interrumpidos por pequeños pueblos con casas de madera y tejados muy inclinados o por las grandes ciudades donde coincidía el paso del tren sobre los más importantes ríos del país, como el Volga, o el Yeniséi. El paisaje cambió radicalmente al acercarnos a Mongolia y hasta bien pasado Ulán Bator, donde pudimos contemplar la sobrecogedora estepa durante kilómetros y kilómetros despoblados. Y finalmente, en el sur de Mongolia, el desierto del Gobi que incluso nos acompañaría durante varios cientos de kilómetros ya en China.
Para el que prefiera datos más concretos, el recorrido típico del transmongoliano sigue la siguiente ruta:
·         Moscú (0 km, Huso Horario de Moscú). La mayor parte de los trenes con destino en la parte oriental del país parten de la estación ferroviaria de Yaroslavsky.
·         Nizhny Nóvgorod (442 km, HHM) sobre el río Volga; hasta el día de hoy, la estación principal de esta ciudad lleva su antigua denominación soviética, Gorky-Moskovski (aunque el nombre de la ciudad fue cambiado en 1990), y aparece así en muchos horarios.
·         Perm (1436 km, HHM+2) localizada sobre el río Kama.
·         Frontera oficial entre Europa y Asia (1777 km), señalada con un obelisco blanco.
·         Ekaterimburgo (1816 km, HHM+2) en los Montes Urales; hasta el día de hoy aparece con la que fue su antigua denominación soviética, Sverdlovsk, en muchos horarios.
·         Omsk (2712 km, HHM+3) ubicada en los márgenes del río Irtysh.
·         Novosibirsk (3335 km, HHM+3) sobre el río Obi.
·         Krasnoyarsk (4098 km, HHM+4) a orillas del río Yeniséi.
·         Irkutsk (5185 km, HHM+5) en las cercanías de la extremidad sur del Lago Baikal.
·         Ulán-Udé (5642 km, HHM+5).
·         Separación del ramal Transiberiano (a 5655 km de Moscú)
·         Naushki (5895 km), asentamiento ruso ubicado en la frontera entre Rusia y Mongolia (5900 km)
·         Sühbaatar (5921 km), asentamiento mongol ubicado en la frontera
·         Ulán Bator (6304 km), capital de Mongolia
·         Zamiin Uud (7013 km), asentamiento mongol ubicado en la frontera
·         Erlyan (a 842 km de Pekín), asentamiento chino ubicado en la frontera
·         Pekín
Aunque nosotros hicimos alguna pequeña variación sobre esta ruta:

·         Añadimos el trayecto en tren de San Petersburgo a Moscú. Alrededor de 650 Km.
·         Abandonamos ligeramente el recorrido de esta red en Novosibirsk y cogimos el autobús para visitar Tomsk, que se encuentra unos 270 Km al noreste. Desde Tomsk cogimos el tren y a los 80 Km. volvimos a encontrar la red transiberiana en la estación de Taiga y ya no la abandonaríamos hasta China.
·         El trayecto entre Erlyan y Pekín lo hicimos en autobús.

Y finalmente para poner toda esta información, a modo de estadísticas, en fríos números:

  • Recorrido total: 8326 Km (7214 Km en tren / 1112 en autobús)

  • Total de noches viajando: 10 Noches (9 en tren / 1 en autobús)
*La idea siempre era intentar viajar de noche y así ahorrar en alojamiento.

  • Máximo número de horas seguidas en tren: 53 horas, de Moscú a Novosibirsk (3 noches y dos días en el tren)

  • Importe total de los billetes de transporte terrestre (tren, autobús y jeeps varios) de San Petersburgo a Pekín: 257 euros (por persona, claro).

Consejo:
Para cerrar la parte del viaje referida al tren me gustaría dejar escrita aquí la única recomendación que daremos para alguien que quiera hacer este viaje más adelante. Hay infinidad de agencias que te consiguen el “billete para el transiberiano”. Nuestro consejo: huid de estás agencias, que por muy barato que te vendan el billete siempre será más caro que si lo compras tú mismo directamente.

La página de la Renfe rusa es la siguiente: http://rzd.ru/*allí puedes comprar el billete y pagarlo con tarjeta, imprimirlo y ya está.
*El único problema de esta página es que está en ruso. La solución en esta otra Web: http://www.valigiapronta.altervista.org/scheda.php?lang=eng&page=Register_in_RZD.html

De todas formas, nosotros compramos los billetes en las ventanillas de las estaciones (nunca hicimos más de cinco minutos de cola), aunque previamente nos habíamos informado en la web sobre el horario, número de tren y asientos que queríamos.

También resulta útil conocer la disposición de las camas. Abajo podéis ver un esquema de la distribución de las plazas en cualquier vagón en platskartni (tercera clase):


Aunque el tren es uno de los atractivos fundamentales de este viaje, también toca bajarse. Con los pies fijos en el suelo quizás podríamos definir cuatro etapas del viaje. La primera correspondiente a San Petersburgo y Moscú, la segunda sería para Siberia y los muchos destinos que tuvimos allí, la tercera la ocuparía por completo Mongolia y finalmente la etapa China, en Pekín. Nuestras aventuras y desventuras en todos estos lugares os las hemos contado a medida que las hemos vivido en las anteriores entradas. Aún y así, quizás la información sobre los alojamientos que encontramos a lo largo del viaje no ha sido muy elaborada, así que aprovechamos esta entrada para describir los albergues que nos dieron cobijo y que quizás sirvan de orientación a cualquiera que emprenda este viaje algún día:

San Petersburgo:
SPB Hostel (este fue el único que llevábamos reservado de España)
Aunque la entrada y las escaleras echan para atrás, luego por dentro está bien y tiene todo lo necesario. Principales ventajas, situación y precio (400 rublos, alrededor de 10€ la noche).

Moscú:
Pijamas / Panama
Están al lado el uno del otro (en uno dormíamos y en otro tenían más habitaciones y la cocina) y lo llevan los mismos dueños. Guardamos muy buen recuerdo, sobre todo de la gente que trabajaba allí, muy amables y serviciales en todo momento. También el lugar donde se encontraba, una placita con un parque en medio y casitas pequeñas alrededor y, sobre todo, muy bien situado, a menos de diez minutos andando del Kremlin. Y para acabar con las bondades, el Panama Hostel, que era donde nos quedábamos, estaba recién inaugurado, por lo que estaba todo prácticamente sin estrenar. El precio también muy económico, unos 10 € noche. Conclusión, totalmente recomendable.

Banana Hostel
Por un descuido ya narrado en la entrada de Moscú, el último día nos tuvimos que quedar en otro albergue. Nos lo recomendó la gente del anterior hostel y, aunque está un poco más alejado del centro (entre un albergue y otro hay unos diez minutos a pie), también estaba muy bien y el precio se mantiene invariable, 10€.

Tomsk:
Taiga Hostel
Antes de llegar a este albergue intentamos alojarnos en el hotel de la estación pero estaba completo. Este albergue era ligeramente más caro que en Moscú y SP, 450 rublos. No está mal, se puede llegar al centro a pie y el personal fue muy amable (aparte de que éramos los últimos extranjeros alojados, puesto que el resto eran estudiantes rusos).

Isla de Olkhon:
Solnnechnaya (Sunny Hostel)
El albergue más famoso es el Nikita´s Hostel, donde hay mucho ambiente mochilero. Nosotros, sin embargo, nos quedamos en este otro y también estuvimos muy bien, aunque más que mochileros había rusos de vacaciones. Las vistas desde este albergue son espectaculares y el alojamiento es en casitas de madera para dos, con su correspondiente terraza, y dispuestas a lo largo de una pequeña pendiente. Reservamos este albergue con pensión completa (ya que en la isla no hay muchas más opciones) por unos 20€ y todo lo que nos prepararon, aparte de autóctono era delicioso.

Ulán Bator:
UB Guest House
Por seis dólares tienes cama y desayuno. Además lo tienen muy limpio y el personal es muy agradable. Como el resto de albergues en UB también ofrecen tours, aunque no te agobian para que lo cojas con ellos. Recomendable.

Pekín:
Happy Dragon Courtyard
El albergue está genial, con una terraza chulísima y las mejores camas en las que hemos dormido este viaje. A parte de la toalla también te daban jabón y champú e incluso tenían secador en el baño. Todo ello por un precio relativamente económico, 60 Yuans, unos 7 Euros. En cuanto a la situación, aunque no se encuentra en pleno centro de Pekín, tampoco está muy apartado. En una media hora o cuarenta minutos a pie te plantas en la plaza de Tian’nanmen y, si vas en metro o autobús, llegas en un momento. La única pega que encontramos fue el personal de recepción, bastante frío y más interesado en venderte sus productos y excursiones con malas artes. Dos ejemplos: el precio de las habitaciones lo tienen tapado con un papel en el que han escrito un precio superior (aunque al decirle que en internet marcaba 60 y no 80 nos dejaron el precio real, pero aún así ya te mosquea). El segundo ejemplo es que al intentar vendernos su excursión a la muralla china nos contaron mentiras diciendo que el autobús público no te dejaba exactamente en la muralla, por lo que posteriormente tenías que coger un taxi y así al final salía carísimo ir por tu cuenta. La excursión por nuestra cuenta nos salió cinco veces más barata y el autobús nos dejó a los pies de la muralla. De todas formas, ignorando a alguno de los recepcionistas (algunos sí que eran majos) el albergue está muy bien y tiene una terraza y un jardín con estanque, peces, tortugas y bambú, de lo más zen y bonito.

Dudando que ni siquiera nuestro lector más entusiasta haya llegado hasta aquí, después de toda la parrafada anterior aprovecharemos para ir finalizando este blog divagando entre lo mejor y peor del viaje. Lo peor sin duda es la vuelta. Comentamos en las primeras entradas que deseábamos más tiempo para realizar este viaje y seguimos con la misma idea en la cabeza, por dos razones principales, la primera y obvia es la de poder haber hecho más paradas sin preocuparnos por planificar el siguiente paso en función de una fecha límite de vuelta. La segunda es que al cabo de un mes lo que menos queríamos era volver a la rutina cotidiana. Necesitábamos otro tren, destino Xian, o Shangai y seguir sin importar mucho en qué dirección, como otros viajeros que conocíamos, que aprovechaban estar ya en China para proseguir hasta el Sudeste Asiático o Australia.
 ¿Lo mejor? El viaje en sí. Está muy bien de vez en cuando abrir mucho los ojos para no perderte nada y activar las neuronas para digerir tantas novedades y conseguir sobrepasar las trabas lingüísticas y las diferencias culturales. Lo mejor seguramente son las ganas, no intactas sino incrementadas, de volver a repetir aventuras, y que es el mejor reflejo de lo que hemos disfrutado estos días.

 El final de las vaca-ciones (en el lago Baikal)

Muchas gracias a todos por seguirnos con tanto interés, y por habernos acompañado en el viaje con vuestros comentarios.

ViKy & Ricardo.

 

1 comentario:

  1. Muy interesante, práctico y bien narrado. Yo recomendaría este Blog para el suplemento de El Mundo "ocho leguas" o para "viajes" de El País.

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